Lo más necesario para la estabilidad de un cuidador es el conocimiento de la enfermedad y el manejo de los síntomas.
Todo ésto conlleva un desgaste físico y una presión que no todo el mundo puede soportar.
Para ello es necesaria formación e información sobre cómo vivir situaciones difíciles, saber pedir ayuda y saber cuales son sus propios límites.
Y no sentir remordimientos si uno no puede llegar a lo que querría llegar.
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